Cuando estamos expuestos constantemente a contenido que confirma lo que ya pensamos —afirmaciones automáticas, mensajes personalizados, frases bonitas que sólo refuerzan nuestra visión— corremos el riesgo de encerrarnos en una burbuja. Aunque parezca un entorno seguro, esto puede generar aislamiento, tristeza o ansiedad. Especialmente cuando usamos el lenguaje espiritual como un escudo, en lugar de como un puente.
La glándula pineal, cuando está activada en lugar de “estimulada”, no busca aprobación. No busca “likes”. Busca claridad, lucidez y conexión real.
Salir de la burbuja digital no significa dejar de usar la tecnología. Significa usarla con conciencia. Poner al servicio del alma una herramienta que, si no se guía desde el corazón, puede ser fácilmente manipulada por el ego para alimentar su necesidad de validación.
Cuando es la conciencia la que lidera, incluso en el mundo digital, se abre el espacio para una espiritualidad más libre, más auténtica y profundamente humana
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