Ya sabemos que el perro es el mejor amigo del hombre, pero además creo que es un maestro en enseñar lecciones sobre cómo mejorar nuestra vida. Algunas de las que he podido observar son:
- Los abrazos mejoran nuestro estado físico y emocional
Cuando acaricias a tu perro seguro que le gusta mucho, se queda quieto para que sigas haciéndolo. Creas así un puente emocional entre él y tú.
Pues bien, al igual que acariciamos a nuestra mascota, los seres humanos necesitamos los abrazos. Los estudios científicos han demostrado que cuando abrazas los niveles de oxitocina y serotonina aumentan. Eso significa que dan fuerza, fortalecen el espíritu, calman y dan paz en momentos de estrés, y reducen la ansiedad entre otras muchas cosas. Los abrazos reconcilian y aumentan el cariño.
Si no tienes un animal doméstico, prueba a practicarlo más con tu pareja, tus hijos o con tus amigos. Refuerza ese puente emocional con ellos, seguro que te lo agradecerán.
Y recuerda, no se pueden dar sin recibir uno y son gratis.
- Solo existe el Presente
Si te fijas un perro está permanente viviendo el momento presente. No se preocupa por lo que tendrá que hacer luego ni por lo que hizo. Observa todo y actúa. Un perro está permanentemente en el ahora.
Sería interesante que pudieras hacer como ellos, dejar de preocuparte por lo que te pasó o por lo que crees que te va a tocar vivir en un futuro (que luego será distinto a como lo imaginaste).
Si darle vueltas a la cabeza te sirve como fuente de creatividad y te proporciona entusiasmo, ¡adelante!, pero si solo es motivo de preocupación y ansiedad, entonces mejor apártalo y dedícate a otra cosa.
- La vida es sencilla
A un perro le basta con que le des comida, le acaricies, le saques al parque, y poco más, con eso es feliz.
Las personas, en cambio, suelen complicarlo todo bastante a menudo. Pero hay muchas cosas de tu vida por las que puedes dar gracias, incluso si te toca vivir un momento duro también, porque te trae una lección que de otra manera no aprenderías.
Una conversación, un paseo por un parque, un café con un amigo, una comida, mirar el cielo, son pequeñas cosas que tienes a tu alcance y que son parte de tu presente. ¡Disfrútalas!. No esperes a un gran acontecimiento en tu vida para ser feliz.
- Acepta a los demás tal como son
Cuando tu perro se pone a tu lado y se pone a ladrar para que le saques a la calle cuando es por la noche, o cuando estás tranquilamente tumbado en el sofá se sube encima tuya y empieza a lamerte manifestándote su cariño, puede que no siempre te pille con buen ánimo y le comprendas.
Lo mismo pasa con las personas. Quizás ese familiar tuyo, esa amistad o ese compañero, a veces, tienen aspectos que a tí no te gustan. Pero ellos son como son, acéptalos con sus defectos. No los vas a poder cambiar y el aceptarlos te traerá paz.
- Ríete, ríete, ríete
Si los perros pudieran reír seguro lo harían a menudo. Pero podemos observar que lo que sí hacen es jugar siempre que pueden, y cuando menean la cola es porque se sienten felices.
No te tomes la vida tan en serio, la vida está para disfrutarla, para vivirla intensamente. Busca el lado cómico de cada circunstancia de tu vida, verás que siempre hay uno.
Ríete a menudo, incluso aunque creas que no tienes motivo para ello. La risa relaja el espíritu y te hace ver la vida de otra manera. ¡Y juega! como hacen los perros.