Hace unos días estuve en un precioso pueblo de la sierra de Madrid con unos amigos y a la hora del aperitivo entramos en uno de los bares que había en el pueblo.

Allí, en la pared, entre reproducciones de bocatas de chorizo y botellas de ginebra, estaba el cartel siguiente:

Después de tanto tiempo oyendo hablar de la ley de la atracción, de la manifestación, y de cómo solo tú eres responsable de tu propia vida, confieso que me quedé impactada y no pude dejar maravillarme de lo desafortunado del cuadro en cuestión.

Y digo esto porque una de las cosas más importantes que determina tu vida es tu sistema de creencias. 

• ¿Que no sabes que son las creencias?

Las creencias son esas ideas o reglas que utilizamos y que afectan a la visión que tenemos de nosotros mismos, de los demás y del mundo.

• ¿Por qué son importantes que las conozcas?

Porque te afectan y mucho en el logro de cualquier objetivo que te plantees llevar a cabo, da igual que sea pedirle a tu jefe una subida de sueldo o encontrar pareja. Tus pensamientos, sentimientos y emociones están relacionados. Y si realmente entiendes esa relación puedes conseguir que tu vida sea maravillosa en todos los aspectos, de lo contrario, estarás boicoteando tus propias decisiones.

El problema es que tus creencias más profundas, las que dan forma a tu mundo, las que más te afectan, son en gran medida inconscientes, … y al Universo le da igual que sean conscientes o inconscientes las va a cumplir igual manera… (ya sabes, todo lo que das vuelve a ti multiplicado)

Aparentemente ese no es el problema del dueño del bar que es muy consciente de que, aunque tenga un buen día alguien ira a estropeárselo… Y es tan consciente que un cuadro con ese lema es lo que ¡preside su bar!

• ¿Y cómo identificar esas creencias que te limitan?

Podemos hablar de tres categorías: cuando piensas que tu objetivo es inalcanzable (independientemente de que valgas para ello); cuando crees que el objetivo si lo puedes alcanzar, pero no tienes la capacidad suficiente, y cuando crees que no te mereces alcanzar tu objetivo.

Obviamente esta última categoría es la más importante porque manifiesta la falta de valoración personal. Cada vez que te dices a ti mismo: «no valgo», «no tengo arreglo» o «si lo consigo seguro que voy a perder algo a cambio», te estás diciendo a ti mismo que no vales lo suficiente para merecerte el premio de alcanzar tus sueños.

Y aunque no lo pongamos en un cartel todos tenemos creencias inconscientes que determinan nuestra realidad. ¿Piensas que no va aparecer nunca una pareja que te que te ame de verdad? ¿Piensas que no mereces un trabajo mejor que el que tienes? ¿Piensas que nunca vas a tener suficiente dinero para comprarte esa casa que te gusta? …

La pregunta en definitiva es ¿qué frase tienes escrita en tu cartel del inconsciente?

Porque según lo que tengas escrito actuarás de una determinada manera. Por ejemplo, si crees que eres muy bueno hablando un idioma pondrás interés en mejorar expresiones y corregir el acento que le pones. Si por el contrario insistes en creer que se te da mal, lo verás como una tarea pesada y tendrás la sensación de que no avanzas nada.

Y así con todo lo demás.

Para poder darle la vuelta a eso te propongo un pequeño ejercicio que puedes hacer siempre que te des cuenta que  lo que «tienes escrito en tu cartel» no te gusta.

Coge papel y lápiz y define en primer lugar el tema que quieres cambiar. Fíjate bien el objetivo final: lograr un ascenso, mejorar tu salud, o tener pareja,… Lo que quieras la única condición es que has de tenerlo claro.

A continuación responde a las siguientes preguntas:

¿Por qué creo que es bueno para mí?

¿Por qué creo que es posible?

¿Por qué creo que lo puedo conseguir o no?

¿Por qué creo que depende solo de mí?

¿Qué significa para mí conseguir ese objetivo?

¿Qué efectos producirá en mí ese objetivo?

¿Qué limitaciones creo que tengo ahora que me impidan alcanzar el objetivo?

¿Por qué creo que soy capaz de alcanzar ese objetivo?

¿Qué creo que me ocurriría si no consigo ese objetivo?

Bien, una vez hecho, si quieres convertirte en el dueño de tu vida de una vez por todas y quieres poder manifestar tu poder interno, aún te falta algo más que te sorprenderá y que además está demostrado:[bctt tweet=» Tus creencias tienen una estrecha relación con los centros energéticos de tu cuerpo»]

En nuestro cuerpo tenemos muchos centros de energía conocidos como chakras, pero los más conocidos son siete.  Los tres inferiores suelen estar asociados a nuestra experiencia de las emociones. En cambio, los centros superiores están asociados a los pensamientos.

Estos centros energéticos en tu cuerpo son clave para asumir la responsabilidad de tu vida

Cuando tus chakras están balanceados pensamientos y sentimientos van en la misma dirección y vives la vida con seguridad y claridad mental.

Te encuentras con energía, ganas de vivir, tienes ideas creativas, te quieres, conectas bien con los demás,…. Disfrutas y valoras el vivir.

Pero las prisas, los niños, el trabajo, los atascos, las facturas …. el día a día te va sacando poco a poco de ese equilibrio natural (si no pones remedio a tiempo) y lo que es peor, se van viendo afectados tus cuerpos tanto físico como mental.

Para recuperar o alcanzar ese estado hay muchas técnicas. Mi preferida sin lugar a dudas es el balance de chakras con cristales. Los cristales afectan poderosamente tu campo energético y más concretamente cada uno de tus chakras, haciéndolo de manera armoniosa y proporcionándote equilibrio y bienestar.

Con una sesión puedes notar como que todo dentro de ti se coloca, algo no tangible, energético. Sientes seguridad en ti, claridad y energía para llevar a cabo tus objetivos y proyectos. Es como ver el arco iris reflejado en el agua, te transmite una fuerza increíble sabiendo que esa fuerza está dentro de ti. Te sientes maravillado y en sintonía con el mundo que te rodea.

Mientras tanto…….

Quizás la próxima vez que vaya por ese bar me acerqué a charlar con el dueño, le pregunte cuántas veces le han estropeado un buen día y de paso le cuente como actúa el Universo…

Yo ya tengo mi cartel. Y tú, ¿qué has escrito en él?