Hay situaciones límites como pueden ser la pérdida del trabajo, un problema de salud, tensiones familiares o profesionales o la muerte de un ser querido, que ponen a prueba tu capacidad física, mental y emocional.
Son situaciones donde el dolor y la rabia son tan intensos que lo único que quieres es dejar de sentirlos y poder tener algo de tranquilidad y armonía. No encuentras sentido a tu vivir y darías cualquier cosa por cambiar esa situación.
Aunque no son buscadas ni deseadas, en función de cómo impacte en tu vida duraran un tiempo más o menos largo, mientras tu único objetivo es poder afrontar cada día.
Pero al final del túnel siempre hay luz (a pesar de que no la puedas ver al principio).
El tiempo que necesitas en salir depende de tus creencias, tus pensamientos y tus habilidades y de cómo te enfrentas a ello. Pero al final se sale, ¡te lo aseguro!
Como todo en la vida, ese proceso trae también algo positivo: [bctt tweet=»Es el momento de alinearte con lo que realmente eres» username=»esenciasparalma»].
¿Por qué digo esto? Porque estas situaciones donde toda tu vida se pone “patas arriba” te ayudan a conocer tus propios límites que de otra manera ni siquiera sabrías que los tienes.
Aprendes sobre ti mismo y creces a nivel personal.
Cuando vuelves la vista atrás, repasas todo lo vivido y te comparas como estabas al principio, tal vez reconozcas todo lo que ha cambiado en ti.
Son muchas las personas que me comentan: «saqué algo que no sabía que tenía dentro», «aprendí algo nuevo», «soy diferente al que era», «he cambiado mi escala de valores”, «han mejorado mis relaciones», «noto que he incrementado mi poder personal, mi autoestima»,…
Esas experiencias sacan de ti lo que ya eres, lo que ocurre es que las tenías ocultas quizás por miedos, quizás por creencias. Hacerte más fuerte emocionalmente, tener más valor, más coraje y también más templanza ante la vida, pueden ser algunos valores que posees. No lo tienes que aprender. No lo tienes que buscar.
[bctt tweet=»La capacidad de adaptarte y superar la adversidad se llama: resiliencia» username=»esenciasparalma»]
Y no solo es aplicable a personas, un bosque, una economía o una ciudad, también tienen que adaptarse a situaciones estresantes si se ven afectadas.
La resiliencia es crecer desde la adversidad. Es ser flexible. Es adaptarse. Es transformarse.
Una cosa que tienes que tener en cuenta es que ser resiliente no quiere decir que no vivas las dificultades.
Tendrás que enfrentarte a ellas, pero podrás hacerlo de manera fácil si desarrollas conductas, pensamientos y acciones encaminadas a enfrentar cualquier circunstancia.
¿Sabes quién es muy resiliente?…. La pantera rosa….
¿A que no se te había ocurrido?…. Pues sí,…aunque le salieran mal las cosas siempre trataba de buscar soluciones y hacerlo de otra manera.
Y de eso se trata, de buscar alternativas, ver lo que hay alrededor que te pueda ayudar y pasar a la acción.
¿Cómo aumentar tu autoestima para fortalecer tus conductas, pensamientos y acciones y poder enfrentar una situación difícil?
Si no sabes cómo hacerlo te diré algo que te va ayudar mucho:
- Establece relaciones con personas que te quieran. Relaciónate con aquellas personas que te ofrecen amor y te escuchan. Aceptar su apoyo fortalecerá tu resiliencia.
- Centrate en lo que puedes cambiar. Si aceptas las circunstancias que no puedes cambiar te podrás enfocar en aquellas que sí puedes alterar.
No vas a poder evitar que te ocurran situaciones estresantes y dolorosas, pero si podrás cambiar la manera de interpretarlas y reaccionar ante ellas.
- Establece tus metas. Define tus metas de manera alcanzable y ve dando pasos hacia ella, aunque sean muy pequeños.
- Cultiva una visión positiva de ti mismo. Desarrollar la confianza en tu propia capacidad para resolver los problemas y confiar en tus instintos te ayudará a ser resiliente.
- Enfócate en lo que quieres en vez de preocuparte por lo que temes.
- Cuida de ti mismo. Realiza actividades que te gusten y ejercicio físico. Y medita todos los días.
Te ayudará a mantener la mente y el cuerpo listos para enfrentarte a situaciones difíciles.
Otra de las cosas importantes a tener en cuenta en la resiliencia es el «zoom de la mirada».
Se suele decir que cuando estás viviendo esas experiencias tienes “visión en túnel”. Es decir, que estás focalizando todo tu problema en un solo punto.
El zoom de la mirada es mantener las cosas en perspectiva y tratar de considerar la situación desde un punto de vista más amplio.
Esto te ayudará a no agrandar el problema o circunstancia.
En cuanto te separas un poco de lo que te preocupa dejas de magnificar el problema y puedes ver otras posibilidades.
Emmy Werner y Ruth Smith, especialistas en desarrollo infantil aplicaron (en la década de los años 50) el término de resiliencia en los seres humanos, cuando hasta la fecha era un término solo aplicado en el campo de la física.
El estudio se llevó a cabo durante 20 años sobre 98 niños de un barrio muy pobre de la isla de Kauai (Hawai) y consiguieron demostrar que los niños son muy resistentes y pueden soportar todo tipo de carencias (enfermedades, pobreza, alcoholismo, malnutrición, etc.) siempre que tuvieran una actitud mental saludable.
Descubrieron, cuando aquellos niños tenían ya más de 20 años, que su resiliencia se había mantenido intacta gracias a coyunturas favorables como que habían establecido importantes lazos afectivos con otras personas.
El elemento necesario de la resiliencia humana, así pues, resulta ser la conexión afectiva con los demás, aunque sea con una sola persona.
[bctt tweet=»5 pautas para potenciar tu autoestima y desarrolles resiliencia» username=»esenciasparalma»]:
- Mantén relaciones que emanen amor y confianza y te ofrezcan apoyo y seguridad.
- Desarrolla tus dones y habilidades.
- Ten siempre una visión positiva de ti mismo.
- Busca la solución de problemas.
- Mantén una actitud de tolerancia y flexibilidad
Practicarlas te ayudarán a aumentar tu autoestima y ser resiliente.
Para terminar te dejo un pequeño cuento que describe muy bien sobre cómo ser resiliente:
«Érase una vez un hombre malvado, Ben Sadok, que atravesaba un oasis. Tenía un carácter tan violento que no podía ver nada sano ni bonito sin estropearlo.
En la orilla del oasis había una joven palmera que estaba creciendo con energía. Ésta le hirió los ojos a Ben Sadok. Entonces cogió una piedra pesada y la puso encima de la corona de la joven palmera. Y, echando una risa pérfida, continuó su camino.
La joven palmera se sacudió y se inclinó e intentó deshacerse de la pesada carga sin éxito. La piedra estaba fuertemente puesta encima de su corona. Por más que intentaba empujar, no tenía fuerzas suficientes para deshacerse de ella.
Entonces la joven palmera arañó el suelo y excavó y se mantuvo a pesar de la pesada carga, empujándola. Como no podía estirar sus ramas, fue hundiendo y hundiendo sus raíces tan profundamente que encontró las vetas de agua más escondidas del oasis.
Esas aguas frescas y profundas la alimentaron y fortalecieron, dándole tanta fuerza que empujó la piedra tan alto, que ya ningún árbol hacía sombra a su corona. El agua de las profundidades y el sol de las alturas convirtieron al joven árbol en una palmera reina.
Al cabo de unos años volvió Ben Sadok, para alegrarse la vista con el árbol enfermo que él había estropeado. Buscó sin éxito. Entonces la palmera, más orgullosa ahora, bajó su corona, enseñó la piedra y dijo: “Ben Sadok, tengo que darte las gracias porque tu carga me ha hecho fuerte”. J.C. Bermejo
Recuerda…..
“Cada dificultad tiene el potencial de convertirse en una oportunidad” Erik Erikson